Taller Soberanía Alimentaria y Resistencias

Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales (…). En ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia”

Artículo 1.2.

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 1966

Introducción

Soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas. Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras generaciones. Ofrece una estrategia para hacer frente al comercio libre y corporativo y para encauzar los sistemas alimentarios, agrícolas, pastoriles y pesqueros para que pasen a estar gestionados por los productores y productoras locales. La soberanía alimentaria da prioridad a las economías locales y a los mercados locales y nacionales, y otorga el poder a los campesinos y a la agricultura familiar, la pesca artesanal y el pastoreo tradicional, y coloca la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad medioambiental, social y económica. La soberanía alimentaria promueve el comercio transparente, que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos, y los derechos de los consumidores y consumidoras a controlar su propia alimentación y nutrición. Garantiza que los derechos de acceso y gestión de la tierra, de los territorios, del agua, las semillas, el ganado y la biodiversidad, estén en manos de aquellos que producen los alimentos. La soberanía alimentaria supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones.

Declaración de Nyeleni, Foro Internacional por la Soberanía Alimentaria, Mali, 2007.

http://www.viacampesina.org

Agricultura y globalización

Hoy en día, son aproximadamente 3.000 millones las personas en todo el mundo que viven en las áreas rurales. Son quienes nos alimentan, quienes mantienen la masa forestal, quienes cuidan de la biodiversidad y quienes contribuyen de manera decisiva a la viabilidad de la vida en el planeta.

Pero cada día, muchas de ellas están siendo expulsadas violentamente de sus tierras, empujadas por un proyecto global de desarrollo que se basa en el beneficio económico inmediato y en la mercantilización de la realidad.

Efectivamente, la imposición del proyecto neoliberal a escala global ha sido la causa principal del empobrecimiento de las sociedades campesinas y, en general, de la gente del campo. Todo ello, porque se han puesto los recursos naturales bajo la égida de sistemas centralizados de producción, abasto y distribución de productos agrícolas en el marco de un sistema orientado a un mercado global.

Así, la tierra, la riqueza y el poder en manos de grandes terratenientes y de las corporaciones transnacionales, les niega de manera injustificada a los y las campesinas y pequeños productores la posibilidad de controlar su propio destino.

También en el Norte, el modelo de desarrollo impuesto por la globalización ha tenido un impacto particularmente grave en las comunidades rurales y campesinas. Sufrimos los mismos problemas, con los mismos causantes, que nos sitúan ante una crisis energética, alimentaria y medioambiental sin precedentes. Que han causado la destrucción de nuestros territorios y el despojo de nuestros bienes naturales. Por eso necesitamos volver nuestra vista hacia el Sur. Escuchar las palabras que caminan de los pueblos indígenas. Y asumir que nuestro futuro es compartido, que nuestro planeta es uno, y que es intercambiando saberes y prácticas que podemos construir una realidad más digna.

La crisis alimentaria

Estamos en el siglo XXI y según cifras oficiales hay 1000 millones de personas en el mundo que pasan hambre. Desde el aumento de precio de los alimentos en 2005 y especialmente a partir de la crisis económica, esta situación se ha agravado de forma alarmante.

El problema del hambre es acuciante para todas las personas que lo padecen, sin embargo, para los sectores oficiales parecen ser sólo estadísticas y, tras cumbres y reuniones, lo que resta son compromisos para disminuir las cifras en un período determinado de tiempo, sin reflexionar ni cambiar las políticas que inciden en la cuestión.

El número de personas hambrientas, lejos de disminuir, continúa acrecentándose en un mundo en el que se producen alimentos en abundancia (la población mundial se ha duplicado desde los años 60, pero también lo ha hecho la cantidad de alimentos) y en el que, según la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación de la Naciones Unidas), se desperdicia cerca del 40%.

No obstante, los millones de pobres y hambrientos del mundo son personas con cara y con nombre que luchan por mejorar su existencia. Precisamente de su lucha y movilización en organizaciones campesinas y movimientos sociales surge una alternativa para combatir las verdaderas causas del hambre y la pobreza que se conoce como soberanía alimentaria.

La soberanía alimentaria: un instrumento de resistencia

La soberanía alimentaria es una propuesta con una base social sólida, pues surge del campesinado y las organizaciones sociales de los países empobrecidos. Es una alternativa consensuada y seria, que parte de un análisis profundo de las causas del hambre y la pobreza en el mundo; que propugna la combinación de las capacidades productivas de la agricultura campesina, con una gestión sustentable de los recursos disponibles y con políticas gubernamentales que garanticen la alimentación adecuada de la ciudadanía con independencia de las leyes que rigen el comercio internacional.

Precisamente una de las primeras y principales demandas que parte de la soberanía alimentaria es que los alimentos no sean considerados como una mercancía más en los circuitos del mercado internacional sometidos a una especulación sin límites, y dejen de ser utilizados como arma política y de guerra contra los pueblos de los países empobrecidos.

Es hora de reflexionar y de actuar seriamente. Si el derecho a una alimentación adecuada es un derecho fundamental del ser humano, consagrado por la Declaración Universal de Derechos Humanos, y está siendo sistemáticamente conculcado a millones de personas, entonces la lucha por la soberanía alimentaria es una cuestión de justicia y como tal incumbe a todas y cada una de las personas que habitamos este planeta.

La actual crisis del sistema capitalista es, ante todo, una crisis alimentaria. Pero la especulación y el control de la distribución de los alimentos por parte de los grandes grupos de poder transnacional -propia del modelo neoliberal- está enfrentando desde su inicio una enorme resistencia que surge desde las sociedades y comunidades campesinas. Una resistencia que surge de la incompatibilidad entre dos modelos; el capitalista global, y el de la soberanía alimentaria, que se basa en la producción local, en la autonomía de las comunidades, en el cultivo de especies autóctonas, en los ciclos cortos de distribución de alimentos y en la gestión sostenible y participativa de los territorios y los recursos naturales.

Territorios y soberanía alimentaria.

Es el marco descrito, los territorios de las comunidades campesinas y de los pueblos indígenas constituyen el principal escenario de agresión, lucha y resistencia en casi todos los países del mundo. Por un lado, las grandes compañías transnacionales desarrollan una política depredadora, que pretende acumular las tierras necesarias para la construcción de megaproyectos hidroeléctricos, mineros y/o petroleros; para la producción de biocombustibles; para la extracción de la biodiversidad; para el cultivo de estupefacientes.

Por otro, los pueblos -legítimos dueños de sus territorios- necesitan esos territorios no sólo para sobrevivir materialmente, sino también cultural, política y socialmente.

Y en esta confrontación está comprometida posiblemente nuestra viabilidad como especie, en la medida en que la imposición del modelo depredador y el fin de las economías campesinas supondría también una agresión brutal al medio ambiente.

La lucha por la soberanía alimentaria es, por tanto, una lucha mundial y nos une a todos los pueblos del mundo.

Propuesta metodológica.

El objetivo fundamental del taller es abrir un espacio para el intercambio entre personas y colectivos sociales en torno al concepto de soberanía alimentaria, la problemática principal que enfrenta su construcción y los instrumentos y formas de resistencia que se han puesto en marcha los pueblos frente a las agresiones.

Partiendo de ello, se propone el siguiente esquema:

  1. Primer Momento: PRESENTACION DEL TALLER E INTRODUCCIÓN

    Temática: Introducción de los objetivos, metodologías y alcances del taller. Exposición de los elementos introductorios sobre la soberanía alimentaria y sus problemáticas en el mundo. Duración: 5 Minutos

  2. Segundo Momento: PRESENTACION DE LOS PARTICIPANTES

    Temática: Cada uno de los participantes dará su nombre y la organización a la que representa, teniendo en cuenta que las ideas que quiera compartir las planteará en los otros momentos del taller. Duración: 15 minutos

  3. Tercer Momento: PRESENTACIÓN DE CASOS PARADIGMÁTICOS

    Metodología: Personas invitadas y representantes de algún colectivo o movimiento de referencia en la construcción de la soberanía alimentaria, presentarán brevemente su experiencia de lucha, las principales problemáticas que enfrentan y las vías que proponen para el intercambio y el apoyo mutuo. Duración: 30 minutos

  4. Cuarto Momento: CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LAS AGRESIONES CONTRA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA

    Metodología: Diálogo abierto entre los y las participantes, a raíz de los casos planteados, en el que se expondrán otros casos, subrayando e identificando las causas y las consecuencias comunes que se producen en unos y otros territorios. Duración: 45 minutos.

  5. Quinto Momento: SOBERANÍA ALIMENTARIA COMO RESISTENCIA

    Metodología: Se trabajará conjuntamente en torno a los instrumentos prácticos que cada colectivo ha puesto en marcha para la construcción de la soberanía alimentaria en su territorio concreto. Asimismo, se abordarán las posibilidades de apoyar conjuntamente las luchas, tanto en el Norte, como en el Sur. Duración: 30 Minutos

  6. Sexto Momento: CIERRE

    Metodología: Cierre del taller, balance de los avances a cargo del moderador.

    Duración: 5 Minutos

Durante del desarrollo del taller se requieren dos responsabilidades centrales, un Moderador y un Relator. El Moderador está encargado de la facilitación de las intervenciones hacia los objetivos del taller, que incluye la moderación de tiempos, en el énfasis de preguntas, en la delimitación de temas.

El Relator estará encargado de escribir las ideas principales del Taller, con el objeto de compartirlas en plenaria al cierre del seminario.